
Las personas más pobres representan la mayoría de las
víctimas y carecen de apoyo permanente en caso de lesiones de larga duración.
También tienen un acceso limitado a la atención de urgencia después de un
choque.
Además, en muchos países en desarrollo, los costos de
la atención médica prolongada, la desaparición de las personas que sustentan a
la familia, el costo de un funeral o la pérdida de ingresos por discapacidad
pueden sumir a las familias en mayor pobreza.
Un gran porcentaje de las víctimas de choque en los
países de ingresos bajos y medianos son usuarios vulnerables de la vía pública,
como peatones y ciclistas. Se benefician menos de las políticas concebidas para
los desplazamientos en vehículos de motor, y además recae en ellos una
proporción desmedida de los inconvenientes del transporte motorizado en cuanto
a lesiones, contaminación y separación de las comunidades.
Ofrecer el mismo grado de protección a todos los
usuarios de la vía pública debería ser un principio rector para evitar una
carga injusta de lesiones y mortalidad entre las personas más pobres y los usuarios
vulnerables. Esta noción de equidad es esencial para reducir la carga mundial
de mortalidad y lesiones causadas por el tránsito.
Tomado del Informe mundial sobre prevención de los traumatismos causados por el tránsito. Publicado por la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial. 2004. p. 4-5